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El
TDAH es uno de los trastornos más frecuentes hoy en día, que afecta tanto a
niños como adolescentes y adultos, interfiriendo en todas las áreas de su
vida: escolar, familiar, social o laboral. Aprende a identificar los
distintos signos del déficit de atención e hiperactividad y mejora el
desarrollo de tus alumnos con TDAH en aula.
Según
los datos recogidos por la Asociación Americana de Psiquiatría (2013) en el
Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), la
prevalencia del trastorno en la infancia es de un 5%.
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El
diagnóstico y el tratamiento precoz pueden mejorar la calidad de vida de los
niños afectados. Bajo este precepto, la escuela y su equipo docente
representan un papel esencial tanto para la intervención como la detección de
alumnos con TDAH.
Ante
la sospecha de un caso de TDAH en clase, es importante que el profesor
observe y registre los comportamientos del alumno e informe al equipo de
orientación del centro. Tomando como referencia la clasificación DSM 5
anteriormente mencionado, los signos a tener en cuenta serían:
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Alertas
en el día a día en clase:
- El
alumno no presta la atención debida a los detalles y comete errores en las
tareas escolares por frecuentes descuidos.
- También
muestra dificultades para mantener la atención en actividades recreativas.
- Con
frecuencia no parece escuchar cuando se le habla directamente (se muestra distraído).
- No
sigue las instrucciones y no termina las tareas escolares.
- Muestra
problemas para organizar tareas y actividades, por ejemplo: a la hora de
gestionar tareas secuenciales y ordenar los materiales; o presenta los
trabajos de clase tarde y descuidados.
- Suele
evitar tareas que requieren esfuerzo mental sostenido.
- Habitualmente
pierde sus materiales escolares.
- Se
distrae con facilidad por estímulos externos.
- Y
olvida realizar actividades que entra en sus rutinas cotidianas como las tareas
escolares para casa, apuntar en la agenda los exámenes…
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Síntomas
de hiperactividad e impulsividad:
- Repetidamente,
juguetea o golpea con las manos o los pies o se retuerce en el asiento.
- Es
habitual que se levante de la silla en situaciones que debería permanecer
sentado.
- Muestra
conductas inapropiadas como corretear o trepar en clase y otros contextos
sociales que exigen serenidad y estarse quieto.
- Con
frecuencia se muestra incapaz de desarrollar actividades recreativas y juegos
de manera tranquila y sosegada.
- Es
incapaz de mantener quietud prolongada en situaciones que así lo exigen
(restaurantes, cine…). Su respuesta en estas situaciones se traduce en
movimientos impulsivos, repentinos.
- Habla
en exceso.
- Responde
a las cuestiones que se le formulan de manera precipitada o antes de que haya
concluido la pregunta, interrumpe los turnos de palabra y termina las frases
de otros.
- Interrumpe
o se incluye en conversaciones y juegos de otros sin pedir permiso.
- Le
resulta difícil tolerar la espera: por ejemplo, en los juegos por turnos, a
la hora de guardar la fila en las entradas y salidas del colegio.
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